Te llamas Mauro.
Te llamas Mauro y no existes. Bueno, sí
existes, claro que existes. Existes en mi mente, en mi corazón, en mi
imaginación. Existes en la habitación vacía de casa, en los juguetes que veo en
los escaparates, los pañales de los supermercados, en los pechos amamantando, a
las sonrisas de los sobrinos, en las barrigas ajenas llenas de vida . Existes
en mi miedo, en el sexo con amor de cada mitad de ciclo, en todos estos
segundos latiendo con fuerza mientras pasa el tiempo. Existes en los
calendarios, en mis ovulaciones, al "todo llegará" de mamá, a mi nudo
en la garganta cuando me hago preguntas que no puedo responder.
Pero te llamas Mauro y eres precioso. Te pareces a nosotros. O puede que no. De
hecho me da igual, eres mi hijo. Te has dormido en mis brazos cientos de veces,
eres tan dulce.
En la clínica de fertilidad, ante la mirada de Xavier, nuestro entrañable
doctor, vuelves a aparecer, en aquellos cuadros tan bonitos de un óvulo y un
espermatozoide transformándose en algo tan bonito como tú.
Han pasado muchos días, han pasado años. A veces estoy contenta de buscarte,
pero a veces se me estropea la brújula y ya no sé cómo encontrarte. He estado
nerviosa, relajada, contenta, triste y enfadada. He estado pasiva y activa, he
estado contemplativa, he estado desesperada, feliz, creyente y atea.
Mauro , he probado dietas , hierbas , brujas , inseminaciones , he levantado
las piernas , he estado abajo , encima, delante , detrás , acupuntura ,
kinesologia , yoga y relajación. Deporte, viajes, cenas románticas... Incluso
miré por internet como funcionaba la adopción . Pero lloré mucho y pensé que no
estaba preparada.
He mantenido la sonrisa durante horas cuando tu ausencia llena las reuniones de
amigas y sus hijos. He jugado al “arri arri Tatanet” millones de veces, a veces
apareces como por arte de magia en los ojos de otros niños. Mauro, te echo
tanto de menos...
En este tiempo, he descubierto muchas cosas, Mauro. Sabías que había amigos que en realidad no lo
eran? Gracias a que te haces de rogar, he descubierto quién está a mi lado.
Gracias a este largo camino que tengo que recorrer para ser madre, he aprendido
que una crisis existencial viene seguida de la verdad. Y me he dado cuenta que
tengo mucha suerte de tener gente que me quiere muchísimo. Que no dice nada,
pero me lo dice todo. Que también creen que existes, y que te abrazarán casi
tan fuerte como yo cuando quieras estar a mi lado. Seguido de este momento tan
intenso de mi vida, has sido como una tormenta que se ha llevado todo lo que no
me hacía falta, dejando en mi casa sólo aquellos árboles que estaban enraizados
de verdad. Ni te imaginas la sombra que he necesitado en algunos momentos.
Una vez viniste pero te fuiste enseguida. Pensé que la vida era muy injusta.
Recé, y mira que yo no creo mucho en esas cosas. Pensé incluso que era una
pesadilla, pero no lo era. Habías venido pero debías pensar que todavía tenía
que aprender unas cuantas cosas más, y nos dejaste el fondo de un precipicio.
No entendía por qué nos lo habías hecho, pero después entendí que hay cosas que
no tienen explicación. Y voy acabar aceptando que hay personas que tienen un
camino a recorrer, y hay que tenemos otro.
Visité una psicóloga que decía que no me preocupara si encontrarte se convertía
en nuestra prioridad. Y pensé que era muy extraño desear una personita que
todavía no ha elegido ni su cuerpo. Me sentí un poco egoísta. Pero esa
sensación terminó pasando, y conocí nuevos procesos. A veces me siento
afortunada porque este largo trayecto está trayendo mucha sinceridad a mi vida.
Tu papá y yo ya no somos quienes éramos cuando decidimos irte a buscar. Ahora
estamos mucho más cercanos el uno del otro, mucho más. Hemos pasado por muchos
momentos, algunos muy intensos, no te voy a engañar. Tu papá no llora mucho,
pero yo sé que por dentro también ha estado triste. Una vez me dijo que estaba
decepcionado con la vida, y tuve mucho miedo de que quisiera detener el viaje.
Pero no fue así.
Te encontraremos, no quiero que lo dudes. Xavier lo dijo un
día cuando nos íbamos de la consulta. Me miró fijamente y mientras me daba la
mano me dijo " serás madre". Sabes Mauro, era la primera vez
que me lo creía.
Y si hay que caminar más, lo haremos. Porque existes, claro que existes!
Te llamas Mauro y quizás serás un niño que no duerme por las noches... Quizás
te pareces tu papá y no serás un niño marrano. Y todo te parecerá
bien. Quizás eres como yo y te pasarás la vida dando por saco. Te amaremos de
las dos maneras, no te preocupes.
Y cuando estés entre mis brazos, me atreveré a pedir unas cuantas cosas.
Para empezar, daré las gracias a los que me has dado alas para seguir volando.
A veces una llamada ha hecho llegar toda la comprensión que necesitaba.
Explicaré que faltan personas, medios que hablen abiertamente de esta enfermedad.
Sí, es una enfermedad. La infertilidad es una enfermedad y debe tratarse con el
amor que merece. Hay que saber escuchar tanto como saber callar. Se puede
preguntar, se puede respetar el espacio. Se debe entender que una pareja que ha
de recorrer este camino debe enfrentarse a una de las crisis existenciales más
intensas e importantes de su vida, proceso que la hará cambiar muchísimo. El que
pasa por este problema no es un bicho raro, ni merecemos la pena de nadie, solo
la comprensión, y el sentido común. Una llamada a tiempo, una sonrisa, un
abrazo.